Hoy en la tarde se realizará un homenaje a María China de los Santos en el Villa Guadalupe

María de los Santos, o "China", como todos la conocían, dejó una huella imborrable que perdurará en la memoria de quienes la conocieron.

China fue una incansable defensora de su comunidad, una verdadera representante de Villa Guadalupe, uno de los barrios más vibrantes y poblados de la ciudad. Con su partida, se fue también un pedacito de esa existencia honesta y admirable que muchos deseamos emular, pero que pocos logran. Su vida estuvo marcada por el rechazo al egoísmo y al interés personal; nunca aceptó favores ni beneficios si no eran para el bien de los suyos.

Valiente y decidida, no dudaba en enfrentarse a las autoridades cuando se trataba de alzar la voz por su barrio. Logró, en más de una oportunidad, que sus reclamos fueran escuchados. Y cuando las respuestas no llegaban como esperaba, no se dejaba vencer por la frustración; con paciencia y claridad, insistía en que detrás de cada petición había una necesidad real y justa.

En el ámbito deportivo, su figura era una constante. Con su paso tranquilo, su mirada observadora y una sonrisa que desafiaba las dificultades, China estaba siempre presente en las canchas, apoyando a sus hijos y nietos. Vestía con orgullo la camiseta del Club Villa Guadalupe, un símbolo de su amor por el barrio. Las adversidades de la vida, como las que trae la precariedad económica, no apagaban su entusiasmo ni su disposición a ayudar.

Además, fue una de las impulsoras de un sueño que se hizo realidad: el estadio de fútbol infantil del barrio. Junto a su familia y vecinos como José Santana, Julio Toledo y los Báez, trabajó con sus propias manos para transformar una vieja cantera en un espacio de alegría y unión para los niños de Villa Guadalupe.

Fotografía de Facebook de Fredy Rusch

Imágen gentileza de Prensa IDD