Mandarina: la fruta del invierno que fortalece tus defensas
Con la llegada del invierno, la mandarina se convierte en una de las frutas más consumidas por los uruguayos. Su sabor dulce, su practicidad y sus múltiples beneficios nutricionales la posicionan como una opción ideal para esta época del año. Sin embargo, su relevancia va mucho más allá del consumo doméstico: la mandarina es hoy uno de los pilares de la citricultura nacional y un producto destacado en las exportaciones de frutas frescas de Uruguay.
Desde el punto de vista nutricional, la mandarina es una fruta especialmente valiosa. Es rica en vitamina C, esencial para fortalecer el sistema inmunológico, algo fundamental durante los meses más fríos del año. Además, contiene antioxidantes, fibra, potasio y ácido fólico, lo que la convierte en una aliada para la salud cardiovascular, la digestión y la regeneración celular.
Su bajo aporte calórico —alrededor de 50 calorías por unidad— y su sabor naturalmente dulce hacen que sea una excelente alternativa a los productos ultraprocesados. A diferencia de otros cítricos, la mandarina es menos ácida que la naranja o el pomelo, por lo que resulta más tolerable para personas con problemas gástricos o sensibilidad digestiva.
La mandarina en cifras: una producción con impacto global
Uruguay posee una destacada tradición en el cultivo de cítricos, y la mandarina representa el rubro de mayor volumen en términos de superficie y exportación. Según datos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y de Uruguay XXI:
En 2024, el país produjo aproximadamente 305.000 toneladas de cítricos, de las cuales unas 100.000 fueron mandarinas.
La mandarina representó el 41 % de las exportaciones cítricas, consolidándose como la fruta más exportada de su categoría.
Las exportaciones generaron más de US$ 38 millones en 2022, siendo Estados Unidos el principal destino, seguido por la Unión Europea, Brasil y, más recientemente, Vietnam.
Uruguay cuenta con más de 5.500 hectáreas dedicadas exclusivamente al cultivo de mandarina, en manos de unas 430 explotaciones citrícolas, la mayoría en el litoral del país.
Este desempeño es resultado de años de tecnificación, apertura de mercados y cumplimiento de exigentes estándares fitosanitarios internacionales. El sector citrícola emplea de forma directa a miles de trabajadores rurales, desde cosechadores hasta técnicos y operarios de empaque.
La mandarina cumple un rol en la dieta del consumidor, pero también en el posicionamiento del país como exportador de alimentos de calidad. Uruguay ha logrado diferenciarse por ofrecer fruta fresca, segura y trazable, lo que le ha permitido acceder a mercados exigentes y mantener relaciones comerciales estables.
Además, su producción está mayormente concentrada en pequeñas y medianas empresas familiares, lo que genera un efecto multiplicador en las economías locales del interior.
Su crecimiento en el mercado internacional no es casual: responde a una combinación de calidad, trabajo técnico y compromiso del sector agroexportador.
Consumir mandarinas en invierno no es solo una decisión saludable. También es, de alguna forma, una forma de apoyar a una de las cadenas productivas más representativas del agro uruguayo.
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