Mercedes Sosa: canción, raíz y libertad

El folklore sudamericano es mucho más que música: es el latido de un continente, la expresión de una identidad y el reflejo de historias de lucha, pasión y tradición. En cada nota y cada verso se esconde la esencia de pueblos y culturas que, a través de su arte, han sabido plasmar las alegrías, penas y anhelos de generaciones. En este espacio semanal, exploramos las vidas de algunos de los más influyentes artistas folclóricos sudamericanos, cuyas voces y guitarras han marcado la historia. En esta ocasión no hablaremos de Mercedes Sosa, "La Negra".

Abr 4, 2025 - 19:08
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Mercedes Sosa: canción, raíz y libertad

Haydée Mercedes Sosa, conocida cariñosamente como "La Negra", nació el 9 de julio de 1935 en San Miguel de Tucumán, Argentina, en el seno de una familia humilde. Su padre, Ernesto Quiterio Sosa, era obrero de la industria azucarera, mientras que su madre, Ema del Carmen Girón, trabajaba como lavandera para familias acomodadas . Desde pequeña, Mercedes mostró un profundo interés por la música y las danzas folclóricas, sembrando las semillas de lo que sería una carrera artística sin precedentes en la música latinoamericana.

Curiosamente, su nombre registrado no era el que su madre había elegido. "Mi mamá dice que mi papá se olvidó mi nombre adrede cuando me fue a inscribir al Registro Civil. Y me puso Haydée Mercedes en vez de Marta Mercedes", recordaría años después la artista. Sin embargo, en el ámbito familiar todos la llamaban Marta, mientras que para el público se convertiría en "La Negra", apodo que hacía referencia a su ascendencia indígena diaguita .

Los primeros pasos artísticos

La carrera musical de Mercedes Sosa comenzó de manera casi casual a los 15 años, cuando participó en un concurso de canto organizado por la radio LV12 de Tucumán bajo el seudónimo de Gladys Osorio, por temor a la reacción de su estricto padre . Su interpretación de "Triste estoy" de Margarita Palacios le valió el primer premio y un contrato para cantar durante dos meses en la emisora. Este sería el inicio de una trayectoria que cambiaría para siempre el folclore latinoamericano.

En 1957, ya convertida en profesora de danzas folclóricas, se trasladó a Mendoza junto a su primer esposo, el músico Oscar Matus, con quien tendría a su único hijo, Fabián Ernesto . Juntos formaron parte del Movimiento del Nuevo Cancionero, que buscaba renovar el folclore argentino integrando elementos contemporáneos y comprometidos con la realidad social . Sin embargo, su primer matrimonio terminó en 1965 cuando Matus la abandonó por otra mujer, un golpe emocional que la artista describiría años después como devastador .

El salto a la fama: Cosquín y el reconocimiento nacional

El punto de inflexión en la carrera de Mercedes Sosa llegó en 1965 durante el Festival Nacional de Folklore de Cosquín, donde fue presentada de manera espontánea por el reconocido folklorista Jorge Cafrune . A pesar de las tensiones con la organización del festival debido a sus ideas políticas -"porque era comunista, sigo siéndolo, pero por entonces era mala palabra", explicaría después-, su actuación con una simple cajita peruana cautivó al público y la catapultó a la fama .

Este éxito le valió un contrato con la discográfica Philips y marcó el inicio de su consolidación como una de las voces más importantes del folclore argentino. Su repertorio comenzó a incluir obras de grandes compositores como Atahualpa Yupanqui, Armando Tejada Gómez, Violeta Parra y Cuchi Leguizamón, entre otros .

El compromiso político y social

Mercedes Sosa se convirtió en mucho más que una cantante; fue la voz de los sin voz, un símbolo de resistencia durante los años más oscuros de América Latina. Militante del Partido Comunista desde 1960 , su arte estuvo siempre ligado a la denuncia social y la defensa de los derechos humanos. Durante los años 70, grabó álbumes conceptuales como "Cantata Sudamericana" (1971) y "Mujeres Argentinas" (1969) en colaboración con el compositor Ariel Ramírez y el historiador Félix Luna .

Su versión de "Gracias a la vida" de Violeta Parra se convirtió en un himno generacional y en símbolo de esperanza, al igual que otras interpretaciones como "Cuando tenga la tierra" o "Canción con todos" . Sin embargo, la artista siempre rechazó ser etiquetada como "cantante protesta": "An artist isn't political in the party political sense - they have a constituency, which is their public - it is the poetry that matters most of all", afirmaría en una entrevista .

Persecución y exilio: Los años oscuros

El golpe militar de 1976 en Argentina marcó el inicio de uno de los períodos más difíciles en la vida de Mercedes Sosa. Incluida en las listas negras del régimen, su música fue prohibida y comenzó a sufrir constante hostigamiento . En 1979, durante un concierto en La Plata, fue arrestada en pleno escenario junto a su público: "Eran esas cosas inexplicables que pasaban en la Argentina. Porque yo no iba a dejar de cantar y ellos no iban a dejar de prohibir", recordaría años después .

Ese mismo año, tras la muerte de su segundo esposo, Pocho Mazzitelli -a quien describiría como "el amor de mi vida"-, decidió exiliarse, primero en París y luego en Madrid . Durante su exilio grabó el álbum "A quién doy" (1981), que reflejaba el dolor de la separación de su tierra natal .

El regreso triunfal y la consagración internacional

Mercedes Sosa regresó a Argentina en febrero de 1982, meses antes del fin de la dictadura, realizando una histórica serie de trece conciertos en el Teatro Ópera de Buenos Aires . Las grabaciones de estos recitales se convirtieron en el álbum doble "Mercedes Sosa en Argentina", uno de los discos más vendidos en la historia del país .

Los años siguientes marcaron la internacionalización definitiva de su carrera, con presentaciones en escenarios como el Carnegie Hall de Nueva York, el Théâtre Mogador de París y la Capilla Sixtina en el Vaticano . Su capacidad para reinventarse la llevó a colaborar con artistas de diversos géneros, desde el rockero Charly García hasta el tenor Luciano Pavarotti, demostrando una versatilidad poco común.

Los últimos años y el legado eterno

En sus últimos años, a pesar de problemas de salud que la obligaron a usar un corsé ortopédico, Mercedes Sosa continuó cantando con la misma pasión de siempre . Su último trabajo, "Cantora, un viaje íntimo" (2009), fue un álbum doble donde interpretó 34 canciones a dúo con artistas de diversas generaciones y estilos, desde Joan Manuel Serrat hasta Shakira .

Mercedes Sosa falleció el 4 de octubre de 2009 en Buenos Aires, a los 74 años, víctima de una insuficiencia renal . Su velatorio en el Congreso de la Nación convocó a miles de personas, mientras el gobierno declaraba tres días de duelo nacional . En países como Bolivia y Perú las banderas ondearon a media asta en su honor .

Mercedes Sosa dejó un legado imborrable no solo como artista, sino como símbolo de resistencia, esperanza y unidad latinoamericana. Ganadora de seis premios Grammy Latinos, embajadora de UNICEF y de la UNESCO, su voz potente y emotiva sigue resonando como testimonio de una época y como faro para las nuevas generaciones .

Como ella misma dijera: "Aprendí que si no canto me muero". Y aunque su voz física se apagó, su canto permanece vivo en cada nota, en cada verso que hoy sigue inspirando a millones en todo el mundo . Mercedes Sosa no fue solo una cantante; fue, y sigue siendo, la conciencia musical de América Latina.

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