Un estudio evidencia el impacto de la infancia en el burnout parental

El burnout parental o desgaste parental se define como un estado crónico de cansancio emocional, desapego afectivo hacia los hijos y pérdida de satisfacción con la crianza. A diferencia del estrés laboral, este síndrome surge de la sobrecarga emocional asociada al rol de cuidado.

Para comprender cómo afecta a madres y padres, un grupo de investigadores analizó a 440 progenitores polacos, aplicando escalas de apego, alexitimia —la dificultad para identificar y expresar emociones— y agotamiento parental.

El hallazgo central fue que la alexitimia predispone al burnout parental en la adultez. Según los autores, quienes crecieron con figuras afectivas poco disponibles tienden a tener más dificultades para reconocer sus emociones, lo que los hace más vulnerables al desgaste en la crianza.

El estudio también detectó diferencias de género. En los hombres, el apego evitativo hacia la madre —una tendencia a distanciarse emocionalmente y evitar el apoyo— fue el predictor más fuerte de agotamiento parental. En las mujeres, en cambio, el apego ansioso con sus padres —caracterizado por el temor al rechazo o la necesidad constante de aprobación— se vinculó con la alexitimia y, en consecuencia, con el burnout.

Los investigadores subrayan que el desgaste parental no depende solo de factores externos como los horarios, la economía o la falta de apoyo, sino también de la historia emocional de cada persona. Las experiencias tempranas de apego dejan huellas en la forma en que se regulan las emociones en la adultez, y esas marcas influyen en cómo se ejerce la maternidad o la paternidad.

Aunque los resultados no permiten establecer una relación causal, el trabajo aporta evidencia sobre cómo las emociones moldean la experiencia del cuidado y explican por qué criar puede resultar más agotador para algunos padres que para otros.