"El monje y el rifle": una película que no te podés perder

Esta cinta, dirigida por Pawo Choyning Dorji, nos llega desde Bután, un país que no suele estar en el radar del cine internacional, pero que con esta obra demuestra que tiene historias que vale la pena escuchar.

La trama nos sitúa en 2006, en un momento histórico para Bután: el país está a punto de celebrar sus primeras elecciones democráticas tras siglos de monarquía. En medio de este cambio, conocemos a un monje budista que recibe un encargo peculiar: conseguir un rifle. Sí, has leído bien. La mezcla de espiritualidad y un objeto tan cargado de simbolismo como un arma podría sonar extraña, pero la película lo maneja con una sutileza que te atrapa desde el primer minuto. No se trata de violencia gratuita, sino de una reflexión sobre la modernidad, la tradición y cómo chocan en un mundo que no siempre está listo para cambiar.

Lo que hace especial a El monje y el rifle es su tono. Hay humor, pero no es una comedia ligera; hay drama, pero nunca cae en el melodrama. Dorji encuentra un equilibrio perfecto para contarnos una historia que es a la vez local y universal. Los paisajes de Bután, con sus montañas imponentes y su aire de serenidad, son casi un personaje más, capturados con una fotografía que te invita a perderte en la pantalla. Y luego está el reparto, con actores que, aunque no sean nombres conocidos en Occidente, transmiten una autenticidad que no necesita de grandes efectos especiales para brillar.

No quiero spoilearte demasiado, pero hay una escena hacia el final que involucra un televisor, una discusión sobre James Bond y un giro inesperado que me hizo sonreír y reflexionar al mismo tiempo. Es de esas películas que te dejan con ganas de hablar sobre ella con alguien más, de desmenuzar sus capas y preguntarte qué harías tú en una situación así.

Si te gustan las historias que exploran el choque entre lo viejo y lo nuevo, o si simplemente quieres ver algo diferente a las típicas producciones de Hollywood, dale una oportunidad a El monje y el rifle. Es una de esas rarezas que te recuerdan por qué el cine, cuando está bien hecho, puede ser una ventana a mundos que ni siquiera sabías que existían. 

Busca un momento tranquilo, prepará algo para picar y déjate llevar por esta pequeña gran historia. No te arrepentirás.