Cierre temporal de la Biblioteca Nacional genera preocupación por impacto cultural
Es más que evidente que el reciente cierre temporal de la Biblioteca Nacional de Uruguay (BNU), anunciado el pasado 26 de mayo, ha demostrado una falta de compromiso por parte del gobierno con la cultura y la educación.
La directora de la institución, Rocío Schiappapietra, justificó la medida alegando una "crisis estructural" y problemas de "usabilidad" del edificio.
El presidente de la República, Yamandú Orsi, respaldó la decisión, señalando que la BNU "llegó al límite" en su capacidad y que es necesario avanzar hacia una "biblioteca del siglo XXI" . Sin embargo, esta postura ha generado críticas por parte de quienes consideran que el cierre afecta negativamente el acceso al patrimonio cultural y la labor de investigadores y estudiantes.
La BNU, fundada en 1816, alberga aproximadamente 850,000 volúmenes, incluyendo incunables y documentos históricos de gran valor . Además, es un espacio frecuentado diariamente por ciudadanos que encuentran en ella un lugar de estudio y reflexión .
Organizaciones como la Asociación de Bibliotecólogos del Uruguay han expresado su preocupación por la situación, destacando la importancia de la BNU en la preservación de la identidad cultural del país. Asimismo, exdirectores y académicos han cuestionado la decisión de cerrar el edificio sin ofrecer alternativas claras para garantizar el acceso a los recursos bibliográficos.
Si bien es comprensible la necesidad de modernizar las instalaciones, muchos consideran que el cierre total de la BNU representa un retroceso en el compromiso con la cultura y la educación. Se espera que las autoridades presenten un plan detallado que contemple tanto la renovación de la infraestructura como la continuidad en el acceso a los servicios que ofrece esta emblemática institución.
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