El pícaro que nunca pasa de moda: por qué leer El Lazarillo de Tormes

Imaginá a un niño de apenas ocho años, flaco, con los pies descalzos y el estómago vacío, intentando burlar a un viejo ciego que lo vigila como un halcón. La escena es pura tensión y picardía: un jarro de vino, una pajita improvisada y el corazón latiendo fuerte para no ser descubierto. Ese niño es Lázaro, y con él empieza un viaje que, aunque transcurre en la España del siglo XVI, sigue teniendo mucho que decirnos hoy.

Ago 14, 2025 - 17:34
Ago 14, 2025 - 17:38
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El pícaro que nunca pasa de moda: por qué leer El Lazarillo de Tormes

La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, publicada anónimamente en 1554, es considerada la primera gran novela picaresca. Su aparición fue tan disruptiva que incluso llegó a estar prohibida por la Inquisición en su versión original, porque retrataba con ironía y sin filtros las miserias de una sociedad que prefería ocultarlas.

En lugar de héroes nobles o caballeros perfectos, el libro nos presenta a un protagonista realista: un muchacho pobre que sobrevive gracias a su ingenio. A lo largo de sus páginas, Lázaro pasa por las manos de varios amos —un ciego, un clérigo avaro, un escudero arruinado, entre otros—, y en cada episodio encontramos pequeñas lecciones sobre la naturaleza humana: la hipocresía, la lucha por la supervivencia, las apariencias, y también la capacidad de adaptarse y salir adelante.

Una de las razones por las que El Lazarillo sigue vigente es que, bajo su humor y sus trampas, es un retrato honesto de las desigualdades sociales. Lázaro es un testigo privilegiado —y a veces víctima— de un mundo donde los que tienen poder suelen aparentar virtud mientras esconden miserias, y donde los humildes deben recurrir a la astucia para no quedar al margen.

Lo fascinante es que, a pesar del paso de los siglos, el lector moderno se reconoce en estas situaciones. El hambre de Lázaro no siempre es literal: puede ser la necesidad de oportunidades, de justicia o de un lugar digno en la sociedad.

Otra virtud es que no requiere semanas para leerlo. Sus capítulos cortos y su narración en primera persona lo hacen ágil y cercano. Incluso si lo leíste en la escuela como obligación, redescubrirlo de adulto es una experiencia completamente distinta: las ironías se entienden mejor, las críticas sociales se aprecian más y, sobre todo, se disfruta esa mezcla perfecta de humor y crudeza.

Su autor sigue siendo un misterio. Las teorías apuntan a clérigos, funcionarios e incluso escritores de renombre de la época, pero nunca se ha confirmado.

Fue censurado durante más de dos siglos. En la versión autorizada por la Inquisición se eliminaron pasajes completos que hoy se recuperan en las ediciones modernas.

Sentó las bases de la novela picaresca, influyendo en obras posteriores como Guzmán de Alfarache o incluso en Don Quijote de Cervantes, que comparte su mirada irónica sobre la realidad.

Por qué leerlo hoy

Porque es una historia divertida, crítica y honesta, capaz de hacernos reír y reflexionar a la vez. Porque nos recuerda que la inteligencia puede ser la mejor herramienta para salir adelante. Y porque, al final, Lázaro es un superviviente nato, y todos, en algún momento, hemos tenido que serlo.

Si nunca lo abriste, dale una oportunidad. Y si lo tenés en la memoria como “ese libro del liceo”, sacalo del estante: El Lazarillo de Tormes no ha perdido fuerza. Al contrario, cuanto más cambia el mundo, más fácil es entenderlo.

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